Cuphead ya lleva unos días entre nosotros. Las dos tazas que pactaron con el Diablo en el casino y fueron condenadas a conseguir contratos para Satanás, dos tazas, literalmente, ya están divirtiendo y frustrando a miles de jugadores, pero también dejándolos con la boca abierta. Y es que, Cuphead, aunque no es único en su especie, sí es una rara avis en lo que se refiere a crear videojuegos.
Ya sabéis, porque es algo sobre lo que se ha insistido muchísimo, que Cuphead es un juego artesanal, por así decirlo. Animaciones y personajes han sido creados a mano utilizando tinta y papel cebolla, de la misma manera en la que se creaban los dibujos animados clásicos. Sí, luego se han coloreado digitalmente, se han añadido una carretilla de efectos postproceso y es lo que tenemos en nuestras estanterías digitales.
Un speedrunner termina Cuphead, ¡con los pies!

Si os habéis enamorado del apartado visual de Cuphead, no os podéis perder el análisis que el medio Digital Foundry ha realizado en el que comparan el juego con otros títulos vistos en el pasado y en el que también podemos ver parte del proceso de desarrollo de un juego tan ambicioso como el que han creado en Studio MDHR:

Si aún no habéis jugado a Cuphead, no olvidéis pasaros por nuestro análisis. Se trata de un juego que os recomendamos encarecidamente no sólo por lo especial que es, sino por el mimo que se nota que hay en todo el vidoejuego y, además, por lo complicado y frustrante que es en ocasio...