Assassin’s Creed Odyssey ya lleva unos pocos días con nosotros, el nuevo título de la franquicia de los asesinos ha cosechados muy buenas criticas entre los medios y usuarios. Con el paso de los años es de esperar que una saga que ya ha pasado de la década evolucione y de la mano con las nuevas tecnologías nos brinde mapas más grandes y con mayor detalle. Recuerdo jugar al primer Assassin’s Creed y perderme por las calles de Damasco, Acre y Jerusalén así como por las montañas que conectaban las 3 ciudades y Masyaf. Luego llegó Assassin’s Creed II con una propuesta centrada en dos grandes ciudades, Florencia y Venecia, así como dos entornos que contenían villas más pequeñas además de nuestro hogar, Monteriggioni. Los dos siguientes juegos de Ezio se centraron en exprimir y recrear una gran metrópolis como fueron Roma y Constantinopla. Los grandes prados y parajes volvieron mejor que nunca en Assassin’s Creed III. Dos ciudades en crecimiento, Boston y Nueva York, servían para dar el único tono urbano que tenía un juego de la magnitud de Assassin’s Creed III. El que mapeado salvaje de este último Assassin’s Creed fue superado con creces por Black Flag, que ponía todo el Mar Caribe a nuestra disposición, con núcleos urbanos muy reducidos el juego se centraba en la experiencia en alta mar, algo parecido a lo que vimos en Assassin’s Creed Rogue, situado en el Atlántico Norte. 

Comparadas las versiones de Assassin...