Nuevas herramientas, nuevas formas de hacer las cosas. Infinity Ward ha derribado los muros que impedían avanzar a su franquicia estrella. Hemos vuelto a sentir la llamada del deber y he aquí nuestro análisis de Call of Duty Modern Warfare para Xbox One.

24 de octubre de 2019. Bajo el manto de la agencia central de inteligencia estadounidense, el equipo Hitman de marines se infiltra en Kastovia para interceptar un cargamento ruso de gas cloro con rumbo a Urzikistán.
Mismo día, diferente lugar. Aún con abundante información procesable, miembros del SAS británico, en colaboración con la policía metropolitana, no pueden impedir que una célula terrorista actúe en Piccadilly Circus, Londres. El grupo radical Al Qatala reivindica la autoría de los hechos. Aqtabi, Urzikistán. Con la intención de seguir el rastro de las armas químicas, operativos de la CIA unen fuerzas con el frente de liberación urzikistaní, el cual se encuentra envuelto en una encarnizada lucha contra fuerzas extranjeras que ocupan el país.
Las reglas de enfrentamiento deben cambiar.

Niebla de guerra
Vamos a definir la campaña de Call of Duty Modern Warfare con una breve consecución de palabras: Intensa, violenta, cruda y brutal. A Infinity Ward no le ha temblado la mano a la hora de ofrecernos lo mejor y lo peor del cine bélico de la última década. Un intento de superproducción que busca llevarnos un paso más allá. Zero Dark Thirty, 13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi o Si...