Empecé a trabajar para Telltale Games en 2011, antes de que se estrenara la primera temporada de The Walking Dead. Fue mi primer trabajo “de verdad” en la industria y, aunque era un ignorante y estaba aterrado, la pasión y la amabilidad del tenaz equipo hizo que se convirtiera en un lugar fantástico para aprender.
Por aquel entonces estaban trabajando en un “juego de aventuras” que se consideraba como un género muerto. Y no había muchas razones para creer que desarrollaríamos algo para más que un pequeño grupo de fans. Hasta que, irónicamente, creamos un juego de zombis.

La primera temporada de The Walking Dead parecía especial, incluso durante su producción. Fue una época de experimentar y arriesgarse. Una época de creativos fuertes que luchaban por una visión en la que creían y por contar una historia que iba a convertirse en una de las mejores de todos los tiempos. Me enseñó varias lecciones que aún aplico a día de hoy. Su éxito fue abrumador y consiguió más premios al “Juego del año” de los que ninguno pensaba que se pudieran dar. Rompió corazones, abrió mentes y cambió la manera en la que se veía y se desarrollaba la narración de una historia en los videojuegos.

Telltale aumentó de tamaño, se mudó a una oficina más grande en una colina y empezó a crear más juegos d...