Mis hermanos y yo somos de finales de los 80 y de los 90, así que nuestro pasatiempo preferido los fines de semana era jugar a videojuegos. Seguro que al lector esto no le resulta ajeno, pero hay que recordar que esto era antes del Internet de gran velocidad, antes de las pantallas planas de 65″ y antes de los mandos inalámbricos.

Esto significaba que nos tocaba jugar por turnos o jugar al mismo tiempo, pero siempre sentados unos al lado de los otros. Venían amigos a casa a jugar e incluso nos llevábamos la consola cuando íbamos a ver a la familia. Incluso ahora, mis hermanos y yo compartimos gratos recuerdos de cómo superábamos los niveles más difíciles, de cómo mejorábamos los tiempos de vuelta y de cómo salvábamos a la princesa. Con el paso del tiempo, empecé a disfrutar de los primeros juegos en línea, como Quake, y posteriormente, en el instituto, de las diversas rondas de Counter Strike. Aunque esos días también me gustaban, los mejores recuerdos de esa época proceden de las partidas LAN en el garaje (o en el ático) de mis amigos.
Durante la universidad, solíamos invitar a gente a nuestra casa para jugar antes de salir por la noche. Juegos sociales, juegos de baile, juegos de lucha… Había para todos los gustos, incluso para los que decían que no jugaban a videojuegos. Esos solían ser los que más gritaban al final de cada sesión.

Av...