Se han contado ya muchas historias extraordinarias sobre androides tanto en la literatura como en el cine o la televisión. Pero después de trabajar en el corto de Kara, sabía que la historia que quería contar era diferente.
Mi primera decisión fue la de no adoptar el punto de vista de los humanos, sino el de los androides. En lugar de malvadas IA que quieren destruir a la humanidad, preferí un ángulo diferente. Mi historia hablaría sobre una humanidad en decadencia: egoísta, dependiente de la tecnología y preocupada solo por las comodidades. Y frente a ella, una nueva especie inteligente, creada por nosotros, que descubre el mundo, siente emociones y solo pide vivir.
Escribí esta historia con la convicción personal de que no era solo una historia, sino una visión del futuro: ¿cómo reaccionaremos cuando las máquinas que hemos creado sean más inteligentes que nosotros y muestren signos de tener conciencia" ¿Es la conciencia solo una cuestión de potencia computacional o es algo más" En lugar de una sola línea narrativa global, elegí contar la historia de tres androides, tres personajes que descubren sus emociones y deben elegir su destino.
Llevo varios años trabajando en narraciones “multipersonaje” (desde “Fahrenheit” en 2005, aunque “Nomad Soul”, allá por 1999, ya permitía controlar a decenas de personajes ...