Ya se veía venir. La política de comunicación nada clara y errática que Microsoft practicó durante buena parte de 2013 hasta la salida de su flamante ONE le ha pasado factura. Y una de las gordas. Poco antes de cumplirse un año de su puesta a la venta en varios territorios (el día 3 de septiembre de 2014 se lanzó en 28 países incluyendo el nipón) el número de unidades vendidas está muy por debajo de las de PS4. La proporción es, cuanto menos, inquietante: la máquina de SONY vence por el momento en una proporción de 2 a 1. Sé que este tema ha sido machacado durante mucho tiempo en los medios, pero siempre en caliente, con los nervios y las afinidades a flor de piel. Creo que es un buen momento para hacer una pausa, retomar este algo olvidado blog, y dar un buen repaso al compendio de errores de libro que cometieron los de Redmond antes de lanzar al mercado su máquina de sobremesa.
Al fin y al cabo, sólo son consolas. Hablamos de esos cacharros cerrados, no optimizables salvo por software, en los que se pueden ejecutar esos juegos que encandilan a millones de jugadores y jugadoras en todo el mundo. Una industria en la que se mueven sacos de millones como rutina y a donde emigran grandes artistas de múltiples disciplinas. Muchos de ellos ya optan por desarrollar sus carreras en esta industria y no en otras como, por ejemplo, la del cine. Es un pastel suculento, un sector complejo, terriblemente diversificado en oferta y, hasta cierto punto saturado de propu...